Soy Anita Martínez, trabajo como secretaria en una firma de arquitectos, y tengo una vida tranquila, vivo en un vecindario convencional con mi mejor amiga y mi círculo social se reduce a mi familia y algunos amigos muy cercanos. Por ello, pueden deducir que no pasan muchas cosas extravagantes en ella, normalmente trabajo, realizo algunos estudios y cuando puedo, descanso y disfruto con mis seres queridos. Antes, era muy escéptica a los temas relacionados con los
Horóscopos y el Tarot, creía que sólo eran supersticiones de la gente, información con poco criterio que sólo buscaba engañar a las personas a cambio de beneficios monetarios. Hasta que tuve que pasar por un momento verdaderamente crítico que me hizo cambiar de opinión.
En una mañana de agosto, mi ex novio se fue sin dar explicación alguna, cambió de número, me bloqueó de todas sus redes y perdí contacto con todos los que le conocían. Estaba desvastada y me sentía sola, busqué ayuda, me refugié en mis amigos y familiares y así pude seguir con mi vida. Pero yo quería respuestas, nada de eso tenía sentido para mí y por más que analizaba, no encontraba una razón lógica, en un día como cualquiera, salí de mi trabajo y una dama que repartía folletos, me ofreció uno. Hablaba sobre un
gabinete de Tarot, que ofrecía números telefónicos para realizar consultas y preguntas acerca de diferentes temas como, el amor, trabajo, etc. Las respuestas se encontraban partir de medios como el Tarot,
Astrología y videncia, en los que decían que estaban perfectamente capacitados, obteniendo resultados certeros. Fui indiferente, pero, de todos modos, algo me hizo guardar en el bolso aquel flyer.
Pasaba el tiempo y yo seguía desolada, sin razones y ni siquiera excusas. Las circunstancias me obligaron a considerar la idea del dichoso gabinete, y mi amiga que cree fervientemente en estos temas, me convenció a llamar, así que lo hice, me explicaron el procedimiento a seguir, primero medité y luego realicé mi pregunta. La mujer que me atendió, hizo la tirada de las cartas, y me dijo que había una tercera persona, quedé perpleja y un poco desconfiada. Finalmente, me ofreció el horóscopo, le pedí el mío que concierne al
horóscopo Libra, el de mi amiga que es el
horóscopo Acuario, y por curiosidad el de mi madre
horóscopo Aries, así como el de mi padre el
horóscopo Leo, todos auguraban cosas buenas y en lo personal, me sentí identificada.
Ya tenía una respuesta e independientemente de si era verdad o mentira, con ella me sentía tranquila. Después de ser una incrédula, inexplicablemente empecé a tener fe y a confiar en lo que me habían dicho, dejé ir a esa persona que me hizo tanto daño y fui feliz, ahora era libre.
Meses después, realizando diligencias en el centro de la ciudad, vi a mi ex con una chica rubia, cogidos de la mano cerca al cine. Coincidencia o no, la predicción del
Tarot terminó por cumplirse, y ahora agradezco que ese volante llegara a mis manos.